Papá es, para muchos, el primer motociclista ejemplar

Carlos Sánchez es un motociclista aficionado. Ha llevado en las venas la pasión por la gasolina desde que era un niño. Heredó esa pasión de su mamá, Fanny Ochoa, la primera mujer en Medellín que recibió una licencia para conducir motocicleta en la década de los 60.

Carlos tiene dos hijas, María Andrea y Sara. Ellas han sido su máximo orgullo como padre y son quienes le han regalado sus mayores alegrías. María Andrea es Maquilladora profesional y Sara es piloto de motocross y enduro para KTM Colombia.

Su relación con ambas es muy cercana, sin embargo, tiene un vínculo muy especial con Sara pues ambos comparten la pasión motera. A sus cuatro años ella recibió una Z50 Honda que su hermana María Andrea no quiso recibir. El amor entre las dos fue a primera vista.

Desde ese momento cambió su vida pues supo a qué quería dedicarse, con la fortuna de contar con un papá que hace de entrenador y hasta de manager.

Su padre fue su primer entrenador, en el inicio sólo practicaba con él para las carreras hasta que comenzó su camino profesional y a perfeccionar su técnica de la mano de profesionales.

“Siempre admiré de mi papá la dedicación con la que hacía las cosas, su constante lucha por destacarse y ser el mejor. Es una persona muy responsable y sensible que se preocupa por las personas en su entorno, incluso en la vía. Él fue quien me enseñó a manejar y siempre lo hizo con mucha paciencia y todo el amor del mundo”, recuerda Sara

Carlos siempre ha sido su mayor admirador y su constante apoyo. Pasar el rato conduciendo una motocicleta es lo que más les gusta hacer. “Salimos a conducir motos de calle como si fuéramos los mejores amigos”, cuenta Carlos.

Como padre siempre existirá una preocupación por su hija y más en este deporte extremo. Por eso, Carlos se asegura de ser el mejor ejemplo para su hija inculcando siempre las mejores prácticas para conducir una motocicleta, en especial cuando hace viajes en su vehículo y cuando transita por la ciudad.